Brooklyn Rose reía, sonreía y miraba con atención la pichula que tenía en la cara, a pocos centímetros, pero mientras notaba que se iba poniendo cada vez más dura se intimidaba, pensaba la mina que si esa pichula se iba a meter en su ajustada vagina le iba a doler, pero la culeada era inevitable, ella sabía que le iba a gustar, además su adicción al sexo es más fuerte que cualquiera de sus miedos, la mina le da una chupadita para sentir el sabor del pico, el weon no puede más, ya quiere sentir ese poto golpeando sus cocos, esta bella señorita lo entrega todo, tenía miedo sí... pero la culearon bien y ella agradece eso. 

Un pico grande intimida a la culona Brooklyn Chase

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