Todo parecía indicar que para este taxista el día sería como muchos otros, hasta que Princess Jas subió a su unidad, la maraca le cuenta durante el viaje que es su día libre y lo está aprovechando para pasear por la ciudad, lo que el weon no se esperaba por nada del mundo era que la perra estaba ya con un vibrador en la vagina, le había estado conversando con esa cosa metida en su huequito, cuando se da cuenta ella le dice que eso no debió verse pero hizo mal sus cálculos, el viejo no se iba a quedar con las ganas de comerle el sapito a la pasajera pues estaba buena y ella bastante excitada así que las probabilidades de ser rechazado eran bajísimas, terminó bien clavada por andar de provocativa por la vida. 

Taxista se coge a pasajera tetona tras ver que se masturbaba

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