Lo único que quise hacer y no pude aquella última vez que viajamos en avión, hasta nuevo aviso claro, es sentir la humedad y calor de su vagina estrujando mi pichula, mi polola tiene un culo tan hermoso, suave y rico que tenerla sentada encima de mí rebotando era lo que más quería, pero estábamos en un vuelo comercial weones así que tuvimos que pasar desapercibidos, la zorrita me dejó chupetearle las tetas, creo que saben más rico en el aire, la pichula la tenía durísima y ella la quiso mamar, así que a mi putita había que complacerla de manera que me la chupó tan rico que no veo las horas de viajar de nuevo con ella.