En realidad fue el sueño cumplido de Sara Luvv, ella tuvo ganas de rentar una película porno para no aburrirse el fin de semana y por ser la clienta número 1 millón le dieron un tiempo para masturbarse en la cabina del gloryhole, ella finge que no sabe dónde está o qué debe hacer, pero lo sabe muy bien, por eso es que casi instintivamente la mina abre las piernas y pone sus dedos a frotar chuchar, hasta que de pronto sale del agujero una pichula tan grande que no parece normal, negra y puntiaguda como ella siempre lo soñó, por eso es que no lo la mamó, se puso de espaldas para meterla dentro de su carnosita vagina, una traviesa resultó ser!