Esto puede que no le guste a muchos, pero pasa, no podemos hacer más que ver la belleza de esta ovejita descarriada y en realidad son dos las minas castigadas, minitas que han querido entrar a este mundo de divinidad y bondad, pero sus pecados de sus vidas anteriores las tienen que expiar, una de las monjas junto a su séquito de hermanas putas se encargaron de castigar a la rubia, es fuerte, no debieron ser tan severas, pero vemos que en ese convento las prácticas de siglos atrás todavía siguen vigentes, una de ellas se mete un dildo en el culo y la rubia más castigada lo tiene que chupar, babea, bota moco, sufre... por ratos le gusta la sensación, lo que viene después es más duro para su vagina.