No pudimos más, no estábamos borrachos ni drogados, era una atracción que nación cuando ambos nos habíamos visto desnudos en los vestidores del club de mi tío cuando nos aprestábamos para darnos un chapuzón en la piscina y en ese momento supimos que terminaríamos teniendo sexo incestuoso pero del rico, yo estaba tan emocionado de tener el choro de mi prima solo para mí que lo lamí, le metí el dedo pero lo más rico fue penetrarla a pesar del rostro de dolor que la mina puso, cada penetración fue un nivel de placer más intenso y sin querer ya la estaba lastimando pero ninguno quería detenerse, ver sus tetas temblando al ritmo de mis empujadas fue muy rico y ella para paliar un poco el dolor que cuesta el placer se ponía la frazada en la cara... nunca olvidaremos ese día.

Me culié tan duro a mi prima que le temblaban las tetas y su choro ya no podía más

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