Llegué a casa muy cansada y con dolores lumbares que me tenía harta, todo porque el ahuevonao de mi jefe no quiere gastar dinero en sillas nuevas pero por suerte tengo un pololo muy atento y bueno que siempre está presto para hacerme sentir bien, aunque no sé qué le pasó esta vez pues le pedí unos masajitos en la espalda como siempre pero en lugar de eso me agarró el poto, me acarició los cachetes y no me quejé porque me sentí muy puta, de pronto sentí un buen chorro de nutritiva leche empapándome el culo y en seguida me enterró el pico, fue demasiado rico weones... demasiado.

Me agarró el poto y me da mucha leche

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