Marsha sabía que era mejor no hacerlo, pero el hermano estaba insistente, sacó su pichula diciéndole que no podía dormir, ella le pide que por favor se vaya y la deje dormir a ella, la maraca trata de hablar con él y explicarle que contado ovejitas podría combatir su insomnio, pero ocurre que la perrita ya le vio la pichula y cuando Marsha tiene un pico así de gordo y cabezón a pocos centímetros de ella, no se resiste, pone rostro de "ay no quiero", pero en realidad muere por mamar la tula, finalmente cede como era de esperar y el hermano no puede creer lo golosa y puta que es la mina, ese amor entre hermanos es prohibido pero los dos gozan como locos.