Una noche de sábado no tenía planes y mi vecina tampoco, decidimos tomar unas cervezas y ella comenzó a calentarse y me pidió a gritos que le diera el pico con todas mis fuerzas en su choro peludo y mojado, por la desesperación no encontramos otro lugar más que la mesa aunque debo admitir que la pasamos fenomenal, ella se quitó toda la ropa y gritaba como una loca, luego se lo di por el culo y terminé en su boquita para que esté contenta hasta que amaneció y nos quedamos dormidos justo en esa mesita.

La maraca de mi vecina no deja de pedirme pico en la mesa de mi casa y se lo doy con furia

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