A veces no quiero darle tan duro pero ella me pide, me grita y hasta me ha golpeado en la cara con tal de conseguir respuestas más violentas de mi parte para con sus cachetes, dice que de otra forma no gozaría del sexo de la manera en que lo hace, tiene razón, con su poto rojo por las nalgadas la siento mucho más caliente y se mueve con más fuerza aunque lo más característico en ella son sus gritos reconocibles a 100 metros de distancia, debería pedirle que no grite tanto pero ya no sería lo mismo... además puedo entender su dolor pues mi pichula es tan gorda que ese culo termina maltratado pero lleno de leche como a ella tanto le gusta.

Escucharla gritar solo me provoca culiarla más fuerte

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