La perra había comprado un consolador enorme, lo iba a usar en sus noches de soledad, Stacie Starr estaba emocionada de finalmente haber recibido ese aparato del placer que vio en Amazon y que le costó un dineral, pero de pronto apareció el hijastro y se dio cuenta de las intenciones de la vieja, ella le dice que no debe enojarse pues es su madrastra, todo es en confianza, la mina se excitó desde el momento en que activó ese rompeculos motorizado, convenció al chiquillo de una fapeada bien loca, le empezó a masturbar, las cosas se salieron de control, el weon tenía la tula tan dura y roja que se vino encima de la golfa, pero era demasiada leche, tanto que la vieja se indignó... por qué tanta leche perro! respétame! le dice ella.