Una orgía que me gustó mucho por supuesto, éramos solo dos machos y tres minas que no son flaites pero sí son bien adictas al sexo duro, aunque no lo crean mi verdadera intención fue la de departir de gratos momentos de bonita amistad y de disfrutar de la naturaleza porque con tantas cosas que están pasando en el mundo yo también necesito relajarme y despejar mi  mente, pero estas weonas comenzaron a tomarse el vino que era para la última noche y cuando menos lo noté las perras ya estaban con las conchas mojadas y las piernas abiertas, me tocaron y casi hasta me forzaron a meterles pico, pero como buen hombre viril decidí que si sexo era lo que las maracas querían pues sexo duro les daría y las dejé gritando a las tres en el verde pastizal.

Campamento con amigas se convirtió en orgía infernal

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